martes, 4 de enero de 2011

Un ser humano que se traga un bigote y casi se muere, un pelotudo.


–¿Cómo es trabajar con la presidenta?
–Cristina entiende mucho más de publicidad que Néstor y es muy divertida, se ríe de sí misma. Una vez teníamos que hacer un video para el Bicentenario. Aparecían varias imágenes y, entre ellas, una del gol que Maradona le hizo a los ingleses con la mano. En el texto hablamos de “trampita”. Necesitábamos filmar rápidamente, pero antes, precisábamos la aprobación de la presidenta. Ella estaba en Bolivia, en medio de un acto, aunque por suerte logré hablar con alguien del gobierno. Me dijo que Cristina estaba por dar un discurso, igual insistí en que le preguntara. Esperé dos minutos y el funcionario me trajo la respuesta. “Dice que cambien trampita por picardía.” Yo no lo podía creer. Obviamente tenía razón.


–¿Cómo cambió su función desde la muerte de Kirchner?
–No cambió mucho. Lo que más pena me da es no poder festejar con él estos años de logros. Hace poco fui a la presentación de un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y planteaban que si la Argentina hubiera crecido en los últimos 40 años de la misma forma que desde 2003, estaría entre los primeros países del mundo. Por eso me cuesta entender a esa gente que se dice argentina, pero que critica los logros de las gestiones de Néstor y Cristina. A veces de forma muy agresiva.


–¿El gobierno no se comportó también de manera agresiva?
–Si vos venís a transformar una realidad, vas a tener que patear algunos nidos. Además, apenas asumió Kirchner el diario La Nación le dedicó un editorial donde decía que el gobierno iba a durar seis meses. Con Cristina fue igual: sacaron en tapa el escándalo de las valijas de Guido Antonini Wilson, que fue una operación de la CIA de acá a la Luna. En la misma época, en Bolivia, también apareció una valija con 800 mil dólares. Si el imperio quiere desestabilizar, cualquier herramienta es válida. Cuando Mariano Recalde denunció que le habían ofrecido 20 millones de coimas para cajonear la ley de los tickets canasta, de eso no salió nada.
 
Nota completa en Tiempo Argentino

1 comentario:

Daniel dijo...

Un fenómeno el viejo.